La dirección de empresas en el siglo XXI
Durante los siglos XVII y XVIII la competencia estaba marcada por los factores de producción. Posteriormente evolucionó a la producción por máquinas en el periodo de la revolución industrial en los siglos XIX y XX ,y ha desencadenado en una competencia global que actualmente basada está basada en el conocimiento.
Del producto artesanal de los siglos XVII y XVIII, se pasó al jerarquizado y automatizado de los siglos XIX y XX, para desembocar en el flexible y descentralizado actual.
Es otro punto singular, del ámbito regional y local del siglo XVII y XVIII se pasó al nacional en el XIX y XX . De facto, en los años 80 y en los 90 del siglo XX, el entorno macroeconómico era bastante estable y sufría pocos cambios. En esa época la Dirección de la Compañía sólo tenía periódicamente que preguntarse ¿Está cambiando el entorno?, ¿Y los parámetros sobre los que se asienta nuestra competitividad?. Si la respuesta era afirmativa había que actuar y en caso contrario continuar sin cambios en la gestión.
En la actualidad esto ha cambiado de forma radical, el entorno no sólo cambia continuamente sino que lo hace vertiginosamente además, por lo que la adaptación al mismo tiene que ser constante. Ello obliga a un nuevo estilo de Dirección que comporta, entre otras cuestiones una mayor formación y cualificación de los cuadros directivos, un enfoque total de la empresa al cliente y al mercado y una estructura más plana en las empresas, en definitiva gestionar con equipos de trabajo, no de manera individual, con unos objetivos consensuados y una retribución acorde a los objetivos.
En consecuencia, ya no cabe preguntarse si el entorno está cambiando, sabemos que lo hace y de manera acelerada además, por lo que no sólo hay que estar adaptándose continuamente al mismo, sino que es preciso tomar decisiones de anticipación hacia donde se estima que van los cambios, ya que, en ocasiones, de no haberse tomado decisiones de anticipación en su momento, las medidas de adaptación al entorno, debido a la enorme velocidad y rapidez para reaccionar, ya no son posibles.
El factor humano cobra especial protagonismo en el contexto actual, puesto que en el talento y la capacidad para la innovación, emprendimiento y creatividad depende fundamentalmente el éxito de la gestión empresarial. El objetivo es conseguir una organización en la que todos los miembros, en mayor o menor medida, aporten información y participen de algún modo en las decisiones que tiene que tomar la Dirección para tratar de adaptarse a ese entorno cambiante, formando esa participación parte de la retribución variable del personal. Es evidente, por lo tanto, que el contexto global marca decididamente la gestión empresarial. La nueva realidad cambiante es un elemento vital a tener en cuenta en toda organización. El nivel de adaptación a las condiciones del mercado, en pro de la excelencia, describirá el nivel de éxito de cada compañía.
En definitiva, la Dirección de Empresas en el Siglo XXI es mucho más compleja y exigente que en el pasado. Ello se traduce para las Pymes en un doble esfuerzo: Por una parte, en la necesidad de despachar la gestión del día a día y además tomar diariamente decisiones estratégicas para adaptarse a los cambios que se producen, y por otra, tratar de anticiparse a lo que se espera del comportamiento de los mercados y de los agentes económicos con la finalidad de poder mantener o mejorar la posición competitiva.
Por todo ello, debemos concluir que la necesidad de reestructurarse en la actualidad es permanente, por muy bien que vayan las cosas. La Gerencia actual de una empresa tiene que estar constantemente en actitud vigilante y gestionar la empresa como si estuviera en crisis, porque en el siglo XXI la vorágine y velocidad vertiginosa en que se mueve el entorno provoca un acortamiento en el ciclo de vida de los productos (de ahí la necesidad de estar innovando constantemente) y, por, ende, de la vida de las empresas.
Y esta es la finalidad de FADES GLOBAL, dar las herramientas y el conocimiento a la sociedad de forma totalmente altruista, para alcanzar una mejora permanente y una adecuación continua al mercado y una mejora constante de la posición competitiva, porque cuando esta se pierde hay que acudir a un proceso de reestructuración empresarial, puesto que somos conscientes que resulta casi imposible que una Pyme con medios propios pueda hacer frente y adaptarse a una situación de crisis cuando ésta se plantea, y poder anticiparse a ese entorno tan cambiante, vertiginoso y volátil que se ha descrito, sin estas herramientas y el apoyo que entidades sin ánimo de lucro como FADES GLOBAL ofrecen a la sociedad.