El tratamiento de la crisis empresarial
Cualquier empresa, con independencia del tamaño que tenga tiene que tener unos indicadores que nos alerten, de manera anticipada que es lo importante, de las señales de la crisis.
Vamos a identificar a continuación cuáles son los elementos o señales de alerta que debe identificar y tener muy presente la Dirección de una Compañía para tomar medidas correctoras y de anticipación:

- Negativa de las entidades financieras a renovar líneas de crédito o la obtención de la financiación necesitada.
- Cambios importantes en la paridad de las divisas que tengan incidencia relevante en la cuenta de resultados.
- Cambios en los tipos de interés en empresas muy endeudadas.
- Entrada de nuevos competidores en nuestro mercado por precio, diseño o mejor servicio, o de outsiders que provienen de otras áreas de negocio o sectores lo que hace más imprevisible su estrategia.
- Turbulencias en los mercados.
- Cambios institucionales y en la regulación.
- Política económica del Gobierno que incida negativamente en nuestra cuenta de resultados como por ejemplo un incremento de la presión fiscal que mengua el cash flow.
- Conflictos armados o decisiones de boicot en áreas de negocio con un peso importante en las ventas de la Compañía.
- Conflictos entres socios.
- Falta de autocrítica por parte de la Dirección de la Compañía buscando responsables dentro y fuera de la empresa en lugar de buscar soluciones, e identificar los factores críticos que inciden negativamente en la marcha de la empresa.
- Convencimiento en la Dirección de la Compañía que la situación crítica es similar a otras pasadas en que finalmente con los propios medios y sin ayuda de un equipo de especialistas se resolvió satisfactoriamente, que es algo muy habitual en nuestro tejido industrial.
- Estructuras excesivamente rígidas y jerarquizadas.
- Cuadros directivos poco formados o desactualizados y/o retribuidos en función de la antigüedad en la Compañía, no por su aportación de valor y el cumplimiento de objetivos.
- Pérdidas o caída de los resultados de manera recurrente.
- Disminución de las ventas.
- Aumento inesperado de los costos de producción.
- Problemas laborales.
- Cambios en los hábitos o gustos de los consumidores.
- Problemas en la sucesión en empresas familiares sin protocolo familiar.
- Información y procedimientos contables y de control interno inadecuados que no proporcionan a la Dirección los datos necesarios para la toma de decisiones.
Todos estos factores, deben abordarse con la implementación de un Plan de Viabilidad de carácter estratégico y la incorporación a la empresa de un experto en reestructuración y refinanciación que aporte una visión objetiva, técnica y desapasionada de la problemática que aqueja a la Compañía. Porque de no ser tomados en consideración y afrontadas las causas de la crisis, se producirá una pérdida de la posición competitiva de la Compañía que provocará, a corto o medio plazo, una caída de los resultados y finalmente afectará a la propia supervivencia de la Compañía.
La situación del empresario ante la crisis empresarial sigue habitualmente las siguientes pautas:
Negación de la realidad. Para afrontar cualquier crisis, (personal, empresarial o de país) lo primero que es necesario es su reconocimiento. Siempre se suele perder un tiempo precioso, generalmente irrecuperable, tratando de evitar dicho reconocimiento.
Huida hacia adelante. El empresario en crisis en lugar de tratar de alcanzar una visión y una solución global, suele ir parcheando, sin tener un Plan de Estratégico de Viabilidad creado ad hoc, y por tanto sin una dirección clara de dónde se encuentra la solución de sus problemas.
Falta de asesoramiento económico y mal enfoque en la refinanciación. El empresario en crisis suele ser autodidacta, un hombre hecho a sí mismo. El resultado de la negociación del empresario con sus acreedores, generalmente acompañado de un abogado generalista, siempre acaba con todos los bienes hipotecados y/o con avales personales, y en el mejor de los casos con una financiación exigüa que resulta insuficiente. El resultado final de este mal enfoque suele ser la liquidación y el cierre.
Conclusión: El empresario en crisis no está preparado para afrontar por sí mismo y con su equipo habitual de colaboradores (abogado de cabecera y asesor fiscal) una situación de crisis empresarial al encontrarse ante un escenario nuevo que precisa lógicamente de otros actores habituados a estos nuevos escenarios. No le sirve su equipo habitual porque no está habituado a tratar situaciones excepcionales y porque precisa una respuesta técnica, fría y desapasionada que sólo puede encontrar con la ayuda de especialistas en reestructuración de empresas, a la que puede contribuir FADES GLOBAL con su apoyo y orientación.
La respuesta del empresario cuando la crisis se instala en su organización siempre es incompleta, inadecuada y negativa para sus intereses. Las medidas que toma son contraproducentes ya que ni él ni sus cuadros directivos están habituados para gerenciar su empresa en situación de crisis al ser una situación novedosa para la que no están preparados.
Ante una situación de crisis, como hemos visto, se precisa de una respuesta técnica, fría y desapasionada y a la vez motivadora, que sólo se puede encontrar en un Gabinete de Crisis creado ad hoc, formado por entre una y tres personas de la Dirección y el especialista en reestructuración de empresas.